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En el calor del hogar

En el calor del hogar

Padecí mucho en mi infancia de anginas, y aunque en aquella epoca era costumbre operar, mi pediatra no compartia esa opinion, y esto se tradujo en que me cayeron como llovidas del cielo, centernares de inyecciones de penicilina. El tratamiento con antibioicos es ciclico y debe completarse por lo que cuando lo iniciaba, aun con los efectos de la infección, con fiebre y en cama, un practicante acudia a mi casa a inyectarme. Era un hombre muy alto, fuerte y con bigote, que nos producia a los peques mucho terror. Los papis pagaban una modica cuota mensual por sus servicios, y todas las tarde hacia su ronda por el barrio. Los recien enfermados le esperaban en la cama o al abrigo del hogar, sin embargo muchos estaban en la calle, jugando cuando el llegaba, y se producia el ritual: LOs que iban a ser inyectados eran llamados por sus madres para que acudieran a casa, a su cita con el practicante; dejaban a sus amigos, quien en una extraña mezclanza de temor a lo que se le venia encima, humillación ante sus amigos que conocian el trance que se avecinaba y una extraña sensacion de no saber que hacer, de impotencia. Y es que era muy duro el dia que te tocaba inyección y tus amigos lo sabian; bromas previas sobre el tema, relatos sobre terribles experiencias con la aguja de otros niños, que sumaban mas temor si era posible... Se unia ademas un factor clave, que era la verguenza de estar con el culo al aire delante de un extraño o como solia suceder, delante de varios, extraños o conocidos: la vecina, una tia que estaba de visita... y lo peor, que les acompañasen otros críos, y es que las mamis de entonces no tenian mucho sentido del pudor, y permitian que sus criaturas fueran vistas con el culo al aire, lloriqueando y sometidas. Esto se producia mas facilmente si subias de la calle a recibir tu pinchazo, pues el salon solia ser el lugar elegido donde  dejar trabajar al practicante. Jamas podre olvidar los rostros de mis hermanos y primos presenciando como mama levantaba mi vestidito, bajaba mis braguitas y me colocaba sobre sus rodillas, ni tampoco los mismos rostros cuando eran ellos las victimas y yo miraba. Sin embargo, si estabas en cama, el numero de testigos se reducia considerablemente, pues en tu estado no habia que molestar, por lo que la presencia se reducia a la imprescindible, mama y el practicante, y la desnudez, aunque mostrabas lo mismo, el pequeño culito al completo, era mas "pudica", pues tumbada sobre la cama, te girabas, te dabas la vuelta y mama levantaba el camison o bajaba el pantalon del pijama, estando boca a bajo por lo que tus genitales quedaban cubiertos. Cuando todo acababa, quedabas sola en la oscuridad de la habitacion, con la nalga dolorida, las mejillas humedecidas en lagrimas y un fuerte aroma a alcohol.

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